17/8/15

EL ADIÓS A UNA DAMA



El tiempo no se detiene. Y con el tiempo llega la inevitable evolución, o involución, para según quien lo mire. Lo verdaderamente cierto es que los cambios se suceden y en mi caso sucedió hace relativamente poco. Después de casi una década con ella, decidí separarme de mi Dama. No hubo razón de peso, ni falta por su parte o la mía. Había llegado el momento. Fueron años de alegrías, de viajes y aventuras. Fueron años de mutuo compromiso. Nos cuidábamos mutuamente. Ella grande y elegante, yo torpe y cuidadoso. Ella potente y poderosa, yo listo y solícito…Durante este tiempo la he cuidado con mimo. La trate con respeto y admiración, haciéndola brillar cuando correspondía. Y ella  siempre me dio lo mejor de si. Hubo momentos de dolor, recuerdo un par de caídas, y ratos de autentico jolgorio. Cuando estrenaba gomas, o el día en el que repasamos uno a uno sus muchos cromados hasta hacerla parecer recién salida de la tienda…¡Buenos tiempos! Fuimos aprendiendo a confiar el uno en el otro, y nunca olvidamos lo aprendido. Pero, al igual que hay un ciclo de la vida, hay un tiempo para el cambio de montura. Y se presenta sin avisar, sin motivo. Simplemente llega. Y ese día llego hace  poco más de un mes. Ella necesitaba otros retos, nuevos horizonte, algo que yo no podía darle. Y lo vimos claro. Sin demasiadas lágrimas, aunque con bastante dolor, se fue para Galicia. Y mientras me despedía, se sucedieron ante mis ojos años de inolvidables imágenes, de entrañables recuerdos… ¡Y me pareció que me miraba poco antes de desaparecer calle abajo!


Pero La Dama hubiera querido que guardara poco duelo. Sabía de mi pasión por las rutas y me dejo claro que debía sustituirla cuanto antes. Y a ello me puse. Tenía entre las cejas una máquina determinada, por insistencia de ciertos amigos que llevaba tiempo disfrutándola, y busque la que más me convenía. ¡Pero tenía que poder personalizarla! Hacerle pequeños cambios que la convirtieran en algo mío. Así que me traje a casa una Varadero XL 1000 del 2006. Hay que hacerle algunas cosas, nada importante, las justas para dejarla como nueva y sentirla mía poco a poco. ¡Y empezamos a conocernos! Es alta, tal vez demasiado para alguien tan chico como yo. Pero todo tiene arreglo y bajando el asiento de gel  conseguí acomodármela. Más delgada que La Dama, se que no se ofende, me siento cómodo subido en ella. Ahora ruedo muy arriba, es otra sensación. Entro y salgo de las curvas de diferente manera. Más alegre, pero sin perder la prudencia de la que siempre hice gala. Y consume muy poco, ¡eso me encanta! No se si tiene nombre. Eso es algo que hay que descubrirlo con el tiempo y la confianza. Aunque siendo alta, delgada y de poco consumir…¡La Modelo!  No se, ya veremos. De momento pienso en el próximo cambio. Un amortiguador… ¡y algunas otras cositas que la van a hacer muy mía! 


La vida no se para. Y aunque nunca olvidaré los años con Yamaha, Honda es mi apuesta de futuro. El tiempo dirá si me equivoco, aunque por lo visto hasta el momento, no lo creo.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Muy bonito Luis. Dama estará encantada.

Rapunzel dijo...

Creo que has hecho muy buen cambio Luis.Espero que la disfrutes muchisimo!!.Un abrazo!.