10/10/10

El Reencuentro

Esta es siempre una de las reuniones esperadas a lo largo del año. Los Caballeros del Asfalto son un grupo de amigos. Su encuentro anual es una gozada y si el primer año fue bueno, este se han superado. No solo en lo que a hoteles se refiere, sino en la organización en sí. La llegada al Hotel Cortes de León fue impresionante. Es un sitio de lo más recomendado para pasar un par de días. Su gran escalinata de entrada ya estaba ocupada por moteros de diversa procedencia. Unos y otros intercambiábamos saludos mientras hacíamos la comprobación de reserva y nos daban la habitación.

Habíamos viajado un pequeño grupo desde Ceceda, hogar de la inefable Elsi, y compartimos algo más que kilómetros. Me gustaría creer que éramos más que compañeros de ruta. Y al llegar así fuimos recibidos por Juanin y compañía. Sabido es mi sufrimiento con el calor, por lo que me dejaron un rato para darme el primer chapuzón del fin de semana. Después, había que tomar una copa y la organización nos la ofreció en los jardines. Un momento para el reencuentro de viejos amigos y nuevos compañeros.
Sin tiempo para aburrirnos, fuimos pasando al restaurante del hotel donde se nos agasajo con una completa cena, amenizada con la ya tradicional entrega de premios. Vinos de diferentes colores nos hicieron soltar la lengua y los más divertidos, tengo que destacar a “Riiichal”, comenzaron con sus bromas. La fiesta se prolongo en la disco cercana al Hotel. Hubo quienes, ya cerca de la tercera edad, nos fuimos a media noche a dormir, pero se de buena tinta, (compartía habitación con Danko), que algunos vieron amanecer.
Y llego el sábado, para mí siempre el mejor día ya que lo que realmente me gusta es rodar en moto. Guiados por un numeroso grupo de coloridos chalecos, recorrimos los kilómetros que nos separaban de Astorga. Municipio y ciudad situada en la comarca de la Maragatería, es cabeza de una de las diócesis más extensas y antiguas de España. Asturica Augusta nos recibió con los brazos abiertos y en una coqueta plaza junto a la catedral, dejamos las motos para poder degustar viandas de la zona antes de la comida. Pasear por Astorga es un placer y a pesar del calor dedicamos un rato al noble arte de fotografiar. Fotografiar monumentos, de todos los tipos, y motos, muchas motos. Más tarde en la comida, cocido maragato, por supuesto, hubo más regalos. Elsi tuvo constancia de lo mucho que se la quiere.
Había tiempo para todo, por lo que algunos se quedaron por la ciudad y otros marchamos para León a dormir una siesta. La noche volvía a ser el objetivo y como los años no perdonan había que recuperar las fuerzas.
Tras la cena y posterior sesión de fotos, de nuevo a la “Disco”. Unas cuantas copas y ver divertirse a los amigos me hicieron añorar los años de múltiples salidas. Esos fines de semana largos por toda España…, pero las circunstancias mandan y había que amoldarse.
Ya fuera de programa, el domingo, se organizó una comida en el camping de Riaño. Allí acudimos quienes teníamos más asequible la vuelta a casa. Para la comida acudieron algunos asturianos, ya que desde el Principado es un viaje bastante entretenido. Durante la comida hubo un pequeño homenaje a un comensal que cumplía 80 años, se brindo con su familia, y visiblemente emocionado, siempre le gusto el mundo de las motos, agradeció el gesto con un pequeño discurso. Un día emocionante, en el que además se anuncio el compromiso de una pareja a la que quiero como si fueran hermanos. No puedo quejarme.
La hora de las despedidas no es muy divertida, y después de charlar con algunos de los caballeros, pusimos rumbo a los puertos que separan nuestras hermanadas comunidades. Mientras volvía, pude repasar las imágenes que ya siempre quedarán grabadas en mi memoria. Una nueva cita con Los Caballeros del Asfalto y de nuevo los pequeños detalles hacen que sea algo más que una concentración. ¡Adiós amigos, hasta el año que viene!

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