21/9/08

Marbella, destino de las Sombras


Atravesando un mar de nubes, deje atrás mi patria querida para cruzar toda la piel de toro y llegar hasta Marbella. No se trataba de un capricho. Iba a visitar a Los Coyotes. Ponían en marcha la undécima Concentración Moto turística. Salir por el puerto de Pajares es siempre un cúmulo de sensaciones. Curva tras curva, metido en la niebla, silbaba la primera melodía que me pasaba por la mente. Estaba contento. No solo por el viaje, iba a ver a algunos amigos recientes del Shadow Custom Club.

La idea era pasar por Madrid para ver a un colega y seguir ruta. Viajando solo, y dejando a mi Dama que rodara alegre, decidí tirar para Ávila, pasar por Toledo y llegar a dormir a Ciudad Real. Las carreteras, una vez llegado a León, estaban despejadas, secas y dispuestas a dejarse asombrar al paso de tremenda máquina. Por ello el viaje se hizo corto a pesar de hacer muchos más kilómetros de los necesarios para llegar al Fuerte Nagüeles. Ahora que tengo cámara, incluso viajando solo se me ofrece la oportunidad de aparecer en algunas de las fotos. Eso si, el autorretrato no se me da muy bien, de momento.


Ávila fue declarada patrimonio de la humanidad en 1985 y desde el año 2005 esta integrada en la Red de Juderías Españolas. La parte viejuna de la ciudad es para recorrerla paso a paso. Una visita que deja un buen sabor de boca al viajero que osa desafiar el asfixiante calor del mediodía.

Al dejar Ávila siempre se queda un poco de ti en esas callejas copadas por las sombras. Llenas de historias de sables y espadas. De amores imposibles y damas hermosas. Llenas de historia. Pero la siguiente parada no estaba exenta de encanto. Un poco de paciencia y llegaría a Toledo. "Considerada la Segunda Roma, Toledo no deja de ser una ciudad única. Única en sus detalles, su historia, su cultura y su encanto. Las tres culturas de las tres religiones monoteístas -la musulmana, la hebrea y la cristiana- dejaron su huella en esta peñascosa pesadumbre y cuna de civilizaciones -como decía Cervantes- abrazada el Tajo, testigo de la impronta de todos los pueblos de la Península Ibérica." Una ciudad encantada y encantadora que acoge al viajero con los brazos abiertos. Una ciudad para vivirla. Y para verla.



La Puerta Bisagra es una de las maravillas arquitectónicas que pueden verse sin a penas meterse en el Toledo de las callejas estrechas. Un lugar para citarse y comenzar el recorrido por la ciudad monumental. Toledo nunca deja indiferente. De día o de noche el misterio te acompaña por cualquiera de sus rincones. En cada claustro, taberna o palacio pareces estar viendo al Capitán Alatriste batiéndose en duelo con algún desdichado. Una de las ciudades con más encanto que conozco.

Pero el espectáculo debe continuar, y con la noche pisándome los talones corro hacia Ciudad Real. Una ciudad que rebosa cultura, tranquila de noche y bulliciosa durante el día. Allí llego para dejar descansar a La Estrella de Medianoche. Mi máquina, que sin una queja ruge feliz al saber de su reposo. Una jornada más de aventuras por esta mi querida España que tanto tiene que ofrecer. En la habitación del hotel rememoro las imágenes de cuantas bellezas he disfrutado y soñando con lindas doncellas salvadas por el temple de mi brazo y mi bruñida espada cedo al sueño y todo queda en silencio.
Muy temprano, como en mí es habitual, dejo la ciudad Real y viajo hacia la Sierra Madrona, paso obligado para la Comunidad Andaluza. Es la Madrona un compendio de olores y colorido con el encanto de las silenciosas tierras de montaña. Muy de mañana la humedad impregna todo lo que ves y el olor a pino embriaga tus sentidos. Tres puertos y varios cambios de paisaje después, desembocan en la puerta de Andalucía. "La ciudad de Montoro es conocida como La Bella Escondida, ya que quien pasa por la autovía Córdoba - Madrid, solo ve unas casas desparramadas que no le sugieren el fascinante espectáculo que se contempla a unos trescientos metros. También se la llama así por asentarse cu casco urbano sobre una espina rocosa, figurando así como una montaña de casas rodeadas por un cerrado meandro del río Guadalquivir. Se la ha venido a llamar el "Toledo Andaluz". Las aguas del Guadalquivir abrazan tortuosamente los sillares bermejos y prietos del pueblo. El Puente e las Doncellas o de las Donadas(las damas del pueblo donaron sus joyas para su construcción), lo cruza uniendo el Retamar, belen perenne de pinos coronado, con el casco urbano de dominante torre centenaria." Una descripción casi tan bella como los versos de Manuel Tarrín, insigne montoreño que dejo maravillosas descripciones de su lugar de nacimiento.


Tras dejar Montoro, tenía que venir, pise la autopista que me llevaría a Córdoba y de allí hasta Málaga. El campamento estaba situado en una de las zonas urbanizadas más elegantes de la Marbella cosmopolita. Lo primero que sorprende al llegar es el gran número de metros cuadrados que ocupa el pinar. La pregunta obvia es,¿cuanto tiempo durara?. Es una golosina muy dulce para los especuladores del terreno. Pero no es esta nuestra historia. Fuerte Nagüeles es uno de esos sitios que todos guardamos en la memoria de nuestra infancia. Los campamentos de verano forman parte de nuestra cultura. Y este Fuerte aloja en distintas épocas del año a chavales dispuestos a quemar toda la energía que les sobra. Para nosotros, las cabañas más pequeñas y los bungalows suponen una alternativa a las tiendas de campaña. Tiendas que podían ocupar todo el pinar. La llegada el jueves fue bastante fría. Nada montado todavía y casi nadie por los alrededores. Pero allí estaba Rommel.

El me llevo hasta la zona de acampada para acotar un espacio que luego ocuparían los ruidosos Shadowers. Acotado y con la tienda plantada salí a dar una vuelta para conocer bien el lugar. Cerca, muy cerca una piscina nos llamaba a arrebato. Hacía calor. No estaba prevista la llegada del grueso de los peligrosos moteros hasta el viernes, y nada había para calmar la sed. En estas estaba cuando llego Fofi. Monto su chalet(el de tirar al aire y monta solo) y decidimos bajar a marbella. ¡No llegamos!. Lo intentamos varias veces, pero en cada ocasión acabábamos en una calle cortada o en alguna zona desconocida alejadísimos de nuestro fuerte. Para comer tuvimos que recurrir al hogar de las hamburguesas. ¡Que triste!. Lo de los extraterrestres que bailaban en el fuerte ante la mirada de la alucinada organización es para una novela de misterio. Junto a ellos tomamos un par de cacharros y vimos un video de España. ¡Un baúl de topicazos para extranjeros que no merece comentario alguno. Y así pasamos la tarde hasta meternos en las tiendas a dormir. ¡¡¡Que buena noche pasamos comparada con la que vendría!!!



Y llego la mañana. Y con ella la llegada de muchos de los compañeros que habían salido el mismo viernes. A los primeros que vimos fue a Genma y Bunker, que llevaban unos días brujuleando por Marbella. Poco a poco se fue llenando la parcela de tiendas. Había sitio para todos y para las motos. La llegada de los compañeros hizo que la jornada fuera mucho más entretenida





La Concentración comenzaba a vivir. Del ruidoso silencio del jueves al bullicioso trajín de la construcción de tiendas. Mientras, Los Coyotes terminaban un montaje detenido a veces por la falta de material. Las tiendas emergían, las barras funcionaban y pudimos entonces comenzar a beber cervezas, delicioso néctar estimulo de los moteros y alegría para el sediento. Rommel y Fofi se unieron rápidamente a la primera foto de grupo.


Más tarde, llegarían Joshua y Pope para montar las tiendas y comenzar la fiesta.
El viernes trascurrió dentro de lo que se esperaba. Fueron llegando los compañeros con cuentagotas y mientras llegaban aprovechábamos para ponernos al día. Resulto bastante animada la mañana y como contábamos con la piscina, se combatía el calor de forma moderada. Las expectativas para lo noche crecían con el furor acumulado de los recién llegados viajeros.

A la par que se llenaba nuestra zona acotada, las tiendas a nuestro alrededor crecían como por arte de magia, hasta completar una imagen de gran policromía. Entre charla y cerveza pasamos el día visitando los puestos y saludando a los conocidos. Y llego la noche. Había ganas de juerga y los ánimos fueron desatándose hasta que, alrededor de la mesa situada en el campamento Shadow, se unieron el hambre con las ganas de comer. Un par de amigos que montan Harley se convirtieron en el centro de las ironías de Fofi. La sangre no llego al río y Harley y Shadow se fundieron en un hermanado abrazo regado con cerveza y alguna que otra bebida alcohólica.


Mientras tanto en los alrededores del pinar, el resto de los visitantes se conocían y se daban a conocer. Visitantes de la zona, asiduos a esta concentración y algunos llegados de mucho más lejos. Todos con un objetivo. Pasarlo bien. A ello se dedicaban con encomiable intensidad en las distintas barras colocadas a tal efecto.

En la zona Shadow se oían gritos como “¡¡El que tenga una Harley que se joda!!”… ¡¡”A remar por el Sella”!!... ¡Y se remaba, vaya si se remaba!. Cantos patrios y gritos enloquecidos, rugir de motores y conversaciones a cerca de no se que bebida desconocida de nombre José Cuervo. La fiesta se prolongo hasta la salida del sol. Poco a poco fueron cayendo hasta quedar envueltos en el silencio. Duro poco, pero que bueno fue.

El sábado fuimos a ver como viven los ricos. Puerto Banus vio desfilar una comitiva de cadavéricos y oscuros personajes, que destacaban considerablemente por entre los yates amarrados en el puerto. Éramos a la vez, objeto de curiosidad y alarma. A nuestro paso se descubría la seguridad de las tiendas y no nos perdían de vista hasta bien dejado atrás el local.

Para algunos la jornada continuaría en la Feria de la cerveza. ¡Que obsesión por la birra!. Y de vuelta a la zona de acampada para preparar la noche. Había música y alcohol, pero aún perduraban los efectos de la prolongada celebración del día anterior. Por ello, y pensando en el viaje del domingo, los shadower fueron cayendo poco a poco en sus respectivas tiendas.

Antes de acostarnos pudimos compartir tiempo con los amigos de Alhama. Un numeroso grupo, presente en casi todas las concentraciones.

Como vengo diciendo desde hace tiempo, a ninguno nos gustan las despedidas y procuramos pasar el trámite de forma sutil y veloz. Total, la próxima cita no esta demasiado lejos. A los que no acudan, hasta cuando quieran, al resto, hasta pronto. Un hasta pronto que suaviza el adiós y queda en el alma para disfrutar de el durante el viaje de regreso.


Las carreteras están igual que cuando salimos de casa. Nada parece cambiar. No te piden cuentas, pero rebosan belleza, tranquilidad y si sabes elegir, silencio. Un silencio solo roto por el rugir de tu montura. Sorprendido por la escasez de agua de ciertos pantanos, volaba hacia los puertos que dan entrada a la tierra de mis padres. Cansado pero feliz, siempre es especial la vuelta a casa. Las verdes montañas acosadas por la sempiterna bruma, y los valles húmedos y sombríos te dan la bienvenida. Y es entonces cuando, cerca de tu castillo, comienzas a preparar la próxima aventura. No sabes donde, o si, pero no importa. Miras atrás y añoras esos kilómetros que acabas de recorrer. Pero siempre queda un momento para conocer gente viajera.

Gente que como tu sale de viaje por el puro placer de viajar. Personas con las que compartir aventuras recientes y próximos proyectos. Hasta que lleguen, nos conformamos con recordar. Y a veces el recuerdo es una aventura en si. Espero que nuestra vuelta a la carretera no se demore. ¡Buena ruta amigos!

3 comentarios:

Luis C. Barrionuevo dijo...

Impresionado quedo de tu hábil pluma..., vivir contigo esta "bajada" desde tu tierra ha sido un auténtico placer y, francamente, he conseguido visualizar cada una de tus descripciones... Ah! mi hermosa Toledo, cuando te volveré a ver!!!
Tanto yo, personalmente, como el resto de Coyotes te quedamos eternamente agradecidos por tu visita y solo espero (personalmente y como miembro del club) disfrutar de tu compañía en muchas más ocasiones. Repito, gracias por tu relato.
Un abrazo hermano.
Romel.

Tino dijo...
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Mi vida en Moto dijo...
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