Fue una decisión muy pensada. Desde un principio apetecible, pero había que estudiar los pros y los
contras. Una vez lo hice, ganaron los pros, por lo que se lo comente a Tino y a
Tiri, quienes serían mis compañeros de aventura. Se trataba de hacer 2000 km para ir a ver a nuestros recientes amigos de Los
Pixtones.

Nos habían hablado de su concentración y quisimos acercarnos para verla de primera mano. Y porque no, para hacer un viaje con mucho encanto.
Tiri decidió ir el
sábado de un tirón y Tino y yo salimos el viernes para dormir por el camino. Queríamos hacer una ruta más larga, al margen de las autopistas. Paramos a dormir en
Bargas, cerca de Toledo, para iniciar la marcha al día siguiente hacia Ciudad Real, cruzando la cordillera por la sierra Madrona hasta llegar a
Montoro. Desde
alli, hacia Granada para encontrar
Maracena justo antes de entrar en la ciudad de la
Alhambra.

Por
Maracena, nos perdimos. Era inevitable ya que toda la
ciudad estaba levantada para colocar las
vías del tranvía. Hacía mucho calor, pero nada comparado con el calor del recibimiento que nos hicieron los
Pixtones. Enrique, Susana, Diego(El
Presi),
Jose,
Juani... y un largo
etcetera de personas que nos hicieron sentirnos como en casa. Nos regalaron unas Jarras del club con su anagrama en Relieve y una Granada de plata. Una preciosidad que pienso llevar conmigo
allá donde vaya. Pero el mejor regalo fue su trato amigable. Un club, ya hermanado con Los
Pantrucus para siempre.

Fue un viaje sorprendente, en el que coincidimos con Pedro, Presidente del Club
Custom Alhama, en cuya concentración habíamos estado unos meses
atrás. Con el cambiamos impresiones y llenamos nuestras flamantes jarras. La concentración resulto
fantástica. A mi modo de ver, no fueron necesarias las miles de personas de otros eventos, aunque supongo que a nivel
organizativo les hubiera gustado más ambiente.
Estuvimos poco más de un día y recibimos un trato exquisito. Se vieron un poco sorprendidos de que tres Asturianos decidieran bajar a visitarlos, pero pagaron con creces esa deferencia.

Nos quedamos hasta el domingo por la tarde. Había que recoger el premio al grupo más lejano. Más tarde Tino, residente en
Gijón se llevo el de Piloto que más km había hecho para llegar. Algo que le lleno de satisfacción y a nosotros no hizo sentirnos orgullosos de nuestra travesía. Fue dura la despedida, pero lo hicimos con la promesa de volver a vernos pronto. Algunos de ellos subirán durante el verano a vernos. Pero eso será otra historia.
Por el momento, me quedo con las palabras de uno de nuestras nuevos amigos. "Gente como vosotros hace grandes las concentraciones".
Para mi fue una aventura que
tendrá, seguro, continuidad. Es sin duda algo para recordar.
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