He
decidido escuchar más a menudo a mi voz interior. Esa que a pesar de lo que se
vea y se note en el ambiente, un ambiente frío y húmedo aquella mañana, me
anima a coger la moto. Y le hice caso. Llovía en Soto, mejor dicho, orvallaba.
Y lo cierto es que las nubes negras no presagiaban nada bueno. Sin embargo,
puse la mirada en el horizonte, aquel que separa Asturias de León, y no se
porque, supe que tenía que salir en la moto. El destino era la 1ª KDD Fronterizas. Reunión convocada
por dos espíritus alegres que además gustan de montar en moto. Alejandra Suárez y Anina Marbán se propusieron convocar a un número reducido de
moteros para conocer algunas de las rutas que ofrece esta comunidad, cuya
capital nace de un campamento romano. ¡Que buen gusto tuvieron los tíos!
Había
quedado con otros tipos a los que el agua no les hace desistir y salí camino de
Campomanes. ¡Seguía orvallando! Pero no cabe duda de que los dioses estaban con
ellas, y en cuanto coronamos Pajares, la cosa cambio. El sol se abría paso por
entre las nubes apartando la tristeza de un anunciado día gris para dejar paso
a la sonrisa de una mañana luminosa. Una mañana que comenzaba con el desayuno a
base de café y churros, o bizcocho, que en Las
Cumbres habían preparado Anina y sus huestes. Mientras llegaban moteros de
Cantabria, Asturias, Palencia, Donosti y los oriundos de la capital castellano leonesa, los comentarios se centraban en el cambio espectacular del tiempo. Ni
una nube alrededor. Ni una mala cara en las anfitrionas. Alegres y
dicharacheras, todo el equipo de Fronterizas parecía volar por entre los
asistentes dando la bienvenida, ofreciendo su mejor sonrisa y un cariño
desbordante que hace que se las quiera. ¿He dicho que son mis patitas? ¡Me
pierde el cariño que las tengo! Pero es que además trabajaron duro para esta
ocasión.
Y
todo salio de una sobremesa entre amigos. ¡Pues la próxima en León! Y os
llevamos a las Hoces…Pues vale, pues venga…y casi se les va de las manos. Comenzaron
pensando en unos pocos, tal vez unos 10 o 12. No confiaban en que acudiera más
gente, pero se llevaron una sorpresa y a Las
Cumbres llegaron más de 50 motos dispuestas a disfrutar de un día que a la
postre resultaría inmejorable.
La
ruta, para quienes no conocíamos Las
Hoces de Vegacervera, resulto interesante. Un buen ritmo en la rodada, y
paso por distintos pueblos para conocer más de cerca esta joya que estando tan
próxima me es tan desconocida. ¡Es lo que tiene vivir en el paraíso!
Y
en Las Hoces paramos. Allí nos esperaban en El Pescador con una gran mesa en la terraza repleta de manjares que
pronto volaron. Conocida es el ansia viva de quienes rodamos en moto, por los
pesebres a mitad de ruta.
Pero
lo mejor estaba por llegar. Mientras uno tras otro pisábamos con fuerza las carreteras
de vuelta a León, en Las Cumbres, un
maestro cortador de Jamón preparaba sin descanso varias decenas de platos para
abrir boca antes de la comida. Y no podemos olvidar los quesos de Geli, Típicos León, todo ello para agasajar a
quienes hasta allí nos acercamos. La verdad es que el tiempo volaba en buena
compañía. Había un aire familiar en la reunión, casi todos nos conocíamos, y
ello contribuyo a que los nuevos amigos pronto fueran asimilados como de toda
la vida.
Siempre hay que agradecer la presencia de moteros
de distinta índole, pero yo particularmente he de hacer mención a Soraya y
Roberto, que nos dieron una lección de cariño y voluntad difícil de olvidar.
Soraya es una de esas personas que te emocionan por su normalidad y te hacen creer en que todo es posible. Es un
autentico ejemplo de cómo encarar la vida a pesar de las dificultades que esta
te ponga delante. Mi respeto y cariño para ambos.
Pero
volviendo al tema que nos ocupa, la comida no pudo estar mejor, y no solo por
el menú, sino por el ambiente festivo que en todo momento se respiraba en el
comedor. Una brisa fresca, alejada de los, tan a menudo
rancios encuentros moteros, podía interpretarse a poco que observaras la
cara de los asistentes. Se comía con avidez, pero sin olvidar las bromas y
chascarrillos propios de un estado de satisfacción. Y eso, se debe a la gran
labor de estas emprendedoras primerizas. Y tras la comida, momento para los
sorteos. Algunos negocios locales y otros más alejados, ofrecieron sendos
paquetes de regalos que fueron acogidos con jubilo por los afortunados,
especialmente, un juego de bolas chinas que tuvieron su guasa entre los
comentarios de los comensales.
Viendo
el final de la jornada, entre café y chupito, pocos ya que había que regresar a
casa, comenzaron las despedidas. Lo que ocurre es que cuando se esta
disfrutando de la compañía, es difícil ponerte en marcha. Pero fue inevitable.
Los asturianos para Asturias, los palentinos a casa y el resto, con el descanso
más cercano, optaron por quedarse un poco más en la terraza. De cualquier
manera, y visto lo visto, es muy probable que vuelva pronto por allí. Hay
muchas cosas que ver, y mucha gente que conocer.
Y
ya en casa, recopilando datos para la elaboración de este reportaje, no
conseguía quitarme la sonrisa de la cara. Tan bueno fue el día que iba
recordando cada minuto del mismo mientras en el salón sonaba el frenético ritmo
de Jerry Lee Louis, una elección afortunada para poner punto final a la
jornada.
Y como no todo va aser leer, os dejo algunas fotos que resumen el gran día que pasamos en León.
Pd) No quiero terminar sin agradecer el gran trabajo de mis patitas. Y la atención al detalle que pusieron personalizando cada camiseta de las que se entregaron a los asistentes. Es un autentico placer viajar a lugares donde te recibe una sonrisa que no desaparece en ningún momento, a pesar de los nervios de una primera vez, y donde el cariño a la hora de organizar un evento, vuelve a estar presente. ¡Es sin duda cita obligada para el año que viene!