Hoy
no voy a hablar de motos. Y es que hace tanto tiempo que hago una buena ruta,
que no es de extrañar mi desinterés, ultimamente, por escribir en
este blog. Y diréis que de que sirve tener un blog en el que no se escribe. Pues
dejando al margen estos pequeños gozos eventuales, me sirve para no perder el
gusto por escribir. Que aunque sea de vez en cuando veo, al leer lo escrito, si
ha servido de algo la voraz afición a la lectura de la que estoy poseído desde
hace ya unos cuantos años. Para eso me sirve a mi. Y lo cierto es que como
nunca escribo para saber lo que piensa el resto de la gente, si no para
expresar mis sensaciones sobre lo que vivo, pues sigo en mi línea, aunque el
tema sea disparatadamente diferente.
Pero
a ello, que si no me lío y al final no os cuento lo que quería.
Ayer
fue un día curiosamente distinto al resto. Y eso quiere decir que al menos paso
algo, cosa que no ocurre demasiadas veces en mi vida desde hace unos años. Pasé
de una mañana interesante en las redes sociales, hay que ver la cantidad de
idiotas por página que se encuentran ociosos, a una tarde noche musical
ciertamente sorprendente.
La
mañana transcurría de forma parecida al resto hasta que alguien decidió pedirme
amistad en el “caralibro”. Voy a tener que hacer como Marcos que se niega a
mantener relación alguna con esta, a veces desquiciante, red social. Lo que
ocurre es que el mencionado peticionario es una antigua amistad de mi juventud,
casi adolescencia. Un fulano con quien a penas me une la pertenencia al género
humano. Dadas nuestras diferencias, dejamos de vernos y hablarnos allá por el
79, año más o año menos. Pues bien, al mencionado individuo no se le ocurre
otra cosa que solicitar mi amistad en Facebook. Después de media hora
intentando discurrir el porque de esta atrevida actitud, una perdida de tiempo,
hice lo que corresponde. La ignoré. Mientras estaba a lo mío ante el ordenador,
suena la alarma de Linkedin, según se definen; “La mayor red profesional del
mundo”. Al entrar a ver que se contaban, veo sorprendido que el mencionado
cagamandurrias trataba de ponerse en contacto conmigo de nuevo. ¡Si, diréis, es
tonto! Pues al parecer no capta la indirecta.
Y
porque os cuento esto, pensareis… pues para introducir un sustantivo entre
tantos adjetivos que llevo escritos hasta ahora…¡SORPRESA! Sorpresa por lo
inaudito de ciertas situaciones que a veces me sacan de la tan absurda rutina
en la que me hallo inmerso a raíz de mi ingrata situación laboral.
Y
cierto que fue una sorpresa el concierto de un grupo del que apenas hace un mes
que tengo noticias. ¡Volvéis a preguntar porque lo cuento aquí, ¿verdad?! Pues
porque uno de los componentes del grupo llego a mi vida a lomos de una preciosa
Varadero negra y deslumbrante. Es uno de esos personajes con los que resultó fácil
hablar, sin apenas conocernos. Y resulta que forma parte de un grupo que canta
Rock en Fala. O en la Fala,
que no se muy bien como decirlo. Esto es en la lengua que se habla en Tapia de
Casariego.
Tenía
curiosidad por saber como sonaban, aunque he de decir que era bastante escéptico
a cerca de lo que podía encontrarme. Pero mira tu que me sorprendí. Gratamente,
he de decir. ¡Pues que suenan muy bien carajo! Tema tras tema van desgranando
una vida de pequeño pueblo. De playas en invierno y curiosos eclipses vistos
con los ávidos ojos de la juventud. Y poco a poco se llenan las calles del
pueblo de gente diferente, con otra lengua, con otra vida…Y cada tema un
recuerdo, y cada recuerdo un sentimiento. Son de esas personas que saben como
llegar al alma poniendo letra y música a toda una vida. “A Guerra dos Mundos”, se llama el CD y tal y
como fui aconsejado, os animo a que leáis primero el texto que acompaña este su
último trabajo. Entonces entenderéis como yo la historia que se cuenta canción
tras canción. Fue un disfrute oírlos cantar, aunque la distancia que me
separaba del escenario, a los bajitos nos cuesta atravesar multitudes, me
impedía entender algunas de sus letras. Algo que he solucionado al abrir el escrupuloso
trabajo de presentación de “Bacotexo”, que así se llama el grupo.
Visto
ya que puedo resultar castigadoramente florido si se me antoja, dejadme ir al
grano. Dado que es un grupo que suena bien, son gente preparada, que saben
escribir, personas leídas y estudiadas, y que se mueven con mucho arte encima
de un escenario, estoy impaciente por ir a verlos de nuevo para seguir captando
matices que seguro me he perdido en esta primera audición.
Es
un grupo al que me gustaría entrevistar. Como periodista podría sacar mucho
jugo de quienes tiene un alma de poeta y el corazón elegantemente musical.
Un
día sorprendente, que empezó mal, pero que por fortuna termino de la mejor
manera posible. Buena cerveza, buena música y buena gente.