“Taramundi
es un concejo abrupto y quebrado, formado por sierras y montañas en forma de
lomas redondeadas, colladas y cordales continuos, así como pequeños valles
estrechos formados por diferentes ríos y riachuelos”
Así
comienza una de las entradas de la página
oficial del Ayuntamiento de Taramundi. Y puedo decir que hay mucho de verdad en
todo ello, pero desde la moto, los pequeños valles se tornan grandes y
espectaculares, y los ríos y riachuelos atrapan tu atención desde que los
encuentras hasta que los abandonas. La ruta hacia allí es entretenida. Para
alguien que disfruta viajando en moto, eso ya es un plus. Y luego están las
personas. Gente entrañable y dispuesta a entregarte su tiempo para que acabes
enamorándote del concejo.
Y
hacia ese concejo partimos formando un divertido grupejo de motos. Gracias al
buen talante de los AKK, que permitieron a este cronista unirse a la comitiva,
pude disfrutar de su compañía y de los paisajes que se nos presentaban tras
cada curva.
No
es fácil encontrar personas que sientan el viaje como yo lo siento, gente que
disfrute de la ruta y no del destino. Y eso es lo que ocurre cuando viajo con
ellos. Cada kilómetro es para sentirlo, cada tramo para vivirlo y luego
comentarlo y el obligado alto para comer, se torna en rápida conversación sobre
la ruta. Y luego a seguir que hay más tramos para disfrutar. Me gustan estos
tipos.
El
concejo resulta arrebatador desde que lo pisas. Viajando a mi velocidad, a
veces un poco lenta, disfrutas de sus colores y sonidos. Del olor a hierba
mojada del borde de los ríos, de la historia. Y por supuesto de la compra de
navajas. Hay quien ya tiene una colección importante, producto de las veces que
paso por Taramundi. Yo soy más discreto y solo tengo una, aunque creo que esta
es la cuarta vez que fui por esa zona. Y os aseguro que no será la última.
Como de bien nacidos es ser agradecidos, he de dar las gracias a Javi "El Viajero" por las fotos que me permitio robarle.