Aquellos primeros años con
carnet en la mano, nos llevaron de forma casi incontrolada hacia un
mundo ciertamente irreal. El primer trabajo apartó la libertad de un
manotazo. Corte de pelo, ropa discreta, y la rutina que supone
levantarse cada día a la misma hora para ir al mismo sitio, y hacer
las mismas cosas. No estábamos acostumbrados y lo único que nos
mantenía cuerdos era nuestro lado oscuro. La vida en moto.
Una vida
para la que no se necesitaba uniforme. De la película Quadrophenia sacamos parte
de su filosofía. Jimmy decía,"yo no quiero ser como cualquier
otro, por eso soy un Mod". Nosotros, estaba claro, no queríamos
ser como los demás, pero no sabíamos muy bien como queríamos ser. Una Vespa con demasiados espejos, nos hacía volver la cabeza, pero
no era suficiente para transportarnos al Londres de 1964.
Sin
embargo, el conocimiento de la existencia de ese pequeño grupo, era
estimulo suficiente para curiosear un poco. Quienes lo heredaron de
sus padres lo vendían como excentricidad, que en aquellos años era
un valor seguro. A comienzos de los 80, asuntos propios nos lanzaron
por caminos vertiginosos. Había poco tiempo para asimilar lo que
ocurría más allá de nuestras fronteras. Adoptamos
la cazadora de cuero, para horror de nuestras madres, y el rock, y
las motos ruidosas...
Más adelante, y en
pleno crecimiento intelectual, las motos seguían siendo parte de
nuestras vidas, pero el descubrimiento de los poderes mediáticos,
fue una droga demasiado potente para mí, como para ignorarla. Y
aunque nos movíamos sobre dos ruedas y los fines de semana eramos
ruidosos y despreocupados, en la facultad y en la radio, actuábamos
de forma sigilosa. Creíamos en la política y en los cambios.
Buscábamos nuestro lugar. Pero la decepción nos dio una bofetada y
cuando los ojos dejaron de girar volvimos a nuestro refugio, la
música y la moto.Podíamos vestir como
quisiéramos, algunas veces de forma espantosa, pero era nuestra
prerrogativa. Alternando ambos modos llegamos a la madurez, donde la
experiencia de lo vivido nos llevó de cabeza a forjarnos una
personalidad definida. Marcada por diferentes épocas y por muchas
opciones. Tantas que se nos ha denominado como la generación X.
Tal
vez porque nunca nos decidimos a despejar la incógnita de nuestro
futuro. Nos enfrentamos a el cuando llega, sin quejas, con pasión,
sin prejuicios.Y¿ sabéis que?, me ha gustado vivir así. Al menos
hasta que otra bofetada nos devuelve a la realidad. Una crisis en la
que nuestra generación es apartada del mundo laboral.
Ignorada por
los poderes sobrevivimos como podemos, pero con la cabeza alta porque
sabemos que hemos sido la última generación libre.No dependimos de
la tecnología, ni de las ideologías. Hemos hecho lo que nos
gustaba, pero sin olvidarnos de nuestras obligaciones.
Fuimos
responsables, ciudadanos, pero también rebeldes, descarados y todo
sin dejar de oír nuestra música. Nuestro Rock, nuestro
Blues...nuestra banda sonora. Me resisto a morir sin volver a
protestar, y reivindico el hecho de que a pesar de tener más de 50
años, sigo siendo ¡UTIL!, le pese a quien le pese.